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Una visita de Eva a Santa Fe

En el día de su nacimiento, un recuerdo para María Eva Duarte de Perón, Evita. Estuvo en Santa Fe el 7 de diciembre de 1947 para inaugurar, entre otras obras, el Hospital de Niños que llevó su nombre durante menos de una década. La cobertura de los dos diarios de Santa Fe y el aguerrido discurso de la “Dama de la Esperanza”.

La del 7 de diciembre de 1947 no fue la primera visita de Eva Perón a Santa Fe; tampoco la última. Como esposa de Juan Domingo Perón, había acompañado al entonces candidato en su gira electoral el 1º de enero de 1946.

Casi dos años después, Evita llegó a nuestra ciudad para inaugurar una serie de obras, la más importante de ellas, el Hospital de Niños que hasta el asalto de “Revolución Libertadora” se llamó “María Eva Duarte de Perón”, y luego “Ricardo Gutiérrez”.

Semanas antes

Desde varias semanas antes de su arribo, el diario El Orden anticipaba cada día la magnitud extraordinaria que asumiría la llegada de la “Dama de la Esperanza”. Lo hacía anunciando las comisiones de homenaje que se preparaban, publicando editoriales sobre su obra, solicitando la opinión de los santafesinos, pero especialmente con el estreno de una sección que buscaba “coadyuvar en su humanitaria tarea”.

Como la primera dama argentina no ha de tener tiempo en su breve visita para atender a todos los santafesinos que quieran exponerle sus problemas, EL ORDEN invita a cuantos estén soportando padecimientos físicos o morales o atravesando por situaciones apremiantes de cualquier género, a pasar por nuestra redacción para dar cuenta de ellos, en la seguridad de que, de esta manera, llegarán a conocimiento de la esposa del primer magistrado para que ésta, como es su costumbre le dé la solución que corresponde”, anunció el 28 de noviembre.

Innumerables personas se acercaron a dejar sus pedidos para Eva Perón y el diario dio cuenta de sus problemas. Como generalidad, se publicaban las solicitudes tal cual llegaban a la redacción. Unos pocos ejemplos de diferentes días:

Carlos Venke, con domicilio en calle 27 Sin Nombre y Gaboto, distrito Las Flores, solicita dos camas, en razón de que, por hallarse alto de recursos, no puede adquirirlas y sólo cuenta con una no obstante componerse su familia de cuatro personas; Delia Leguizamón: tiene un hermano en el Ejército y otro de 22 años está sin trabajo, para quien solicita un empleo. Ella es la única de la casa que trabaja y tiene que mantener a su señora madre. 


Haidée Aguilar: de 27 años, vive con un hijito de tres años, en Catamarca 4268. Está sin trabajo y sin recurso y desea ocupación en algún hospital, sanatorio u otro sitio. 

Adela M. de Escher, de 35 años. Es modista y desearía le donaran una máquina de coser para trabajar y mantener el hogar, integrado por dos hijitos y el esposo, de oficio changador, actualmente sin trabajo. Se domicilia en calle Juan del Campillo 2982.

Como excepción, había casos especiales.

Ayer llegó hasta nuestra redacción una persona golpeada por la adversidad, que configura un caso especial digno de detenida consideración por la Dama de la Esperanza, que tanta satisfacción siente en aliviar las penurias de los que sufren. 

 

Se trata del señor Efraín Alejandrino Burgos, catamarqueño con residencia en Santa Fe desde el año 1923, con domicilio actual en Maipú 1467, que desde hace tres años y medio ha tenido la desgracia de perder la vista.
Efraín Alejandrino Burgos tiene 47 años de edad y ha sufrido ese cruel embate de la suerte sin tener un solo familiar que lo apoye, puesto que está solo con su desgracia, sin contar con más recursos que con una modestísima pensión de $ 45 mensuales, que le ha acordado la Caja Provincial de Asistencia Social a la Vejez, Invalidez, Madre y a los Huérfanos.

Considerando que aún tiene mucho que hacer en la vida, Burgos está sostenido por la esperanza de recobrar la vista para trabajar, como ha ocurrido con otros no videntes. Sabe que en Buenos Aires se les ha devuelto la visión a algunos que habían sido desahuciados y sólo pide que se le costee el viaje a la gran urbe, los gastos de estada para él y una persona que debe acompañarlo y los que sean necesarios cuando se interne para la operación a que desea se le someta.

Como puede notarse, es este un caso especial, de acuerdo a lo que ya decimos al comienzo, muy digno de ser considerado”.

O este otro:


"Francisco Chetta, de diez años de edad, que vive en 26 Sin Nombre y Güemes, nos envía la siguiente cartita, para que sea leída por la Dama de la Esperanza: --”Yo quiero, señora Evita, que este año pase también por mi casa el niño Jesús, quien hasta ahora no conocí. Me gustaría que me trajera un trajecito; mi largo, desde el hombro hasta debajo de la rodilla, es de 77 centímetros. También me haría falta un par de zapatitos número 33. Tengo 10 años, voy a la escuela y este año paso a segundo grado. Me llamo Francisco Chetta y vivo en la calle 26 Sin Nombre y Güemes. Es un ranchito que no tiene número. Me ocupo de lustrador de zapatos y vendo diarios. Muchas gracias”.

El mensaje a pocos días

Tres días antes de arribar a la ciudad, Eva envió un mensaje a los santafesinos, que fue publicado tanto por El Orden como por El Litoral.

El propósito de mi viaje es uno solo: ser útil a mi pueblo recogiendo sus inquietudes y aspiraciones, palpando sus necesidades y observando en el mismo escenario de sus sacrificios y de sus luchas afanosas, la manera cómo se debaten innumerables hermanos nuestros a quienes el destino les deparó, sin merecerlo, una vida triste y desprovista de satisfacciones.
 

“La revolución debe llegar allí donde aún se le está esperando. La tarea que tenemos por delante es muy vasta y no puede cumplirse en un día ni en un mes ni en un año. Existe una acción constante y renovada y reclama nuestra más patriótica y firme colaboración; por eso, el general Perón, desde que asumió la presidencia de la República, no hace sino trabajar y trabajar durante todas las horas del día procurando llevar el bienestar y la tranquilidad a todos los rincones de nuestro país para que todos reciban los beneficios de la revolución y no haya nadie que pueda sentirse excluido o privado de ella”.

Las horas previas

Ya lo hemos dicho: El Orden era un diario declaradamente peronista. Así definió en 6 de diciembre a Evita: El ángel bueno de los tiempos modernos.

La bienvenida del diario de Estrada analiza la figura de Eva y de Perón. Ella traía “la sensibilidad propia de los que han vivido la angustia, de los que hasta que apareció la figura redentora del General Perón fueron, por una cruel ironía del destino, verdaderos parias en esta tierra de abundancia, cuyo progreso amasaron con su sudor, con su sangre y con sus lágrimas”.

Los explotadores de las clases trabajadoras, los poderosos, los egoístas, los políticos desalojados de las posiciones que usufructuaron tantos años por medio del fraude y la violencia, no la comprendieron. No podían comprenderla tampoco, porque sus corazones estaban endurecidos por la fiebre del oro. Si el lamento de las madres, de las esposas, de las novias y de las hermanas, no pudo llamarlos a la realidad, tampoco había de suavizar su gesto hosco e inhumano esa mujer que, de pronto, les decía que la explotación del hombre por el hombre tenía que terminar en nuestro país”.

Se publicaron también en la edición del día en que llegaba Eva algunos “poemas” recibidos en la redacción.


A Evita
Eres talismán de ternura,
Tu alma gloriosa y pura,
Tu vida cristalina...
¡Eres la flor más fija,
de las damas argentinas!
Tu promesa es realidad,
y tu mano tan tibia y suave
Es como el ave mensajera de la paz...
¡Bendito sea tu nombre!
¡Bendito tu corazón!
¡Bendito sea tu esposo
Don Juan Domingo Perón!
Delia Alcira Morales de Casalegno


Homenaje respetuoso a la dama de la esperanza
Santa Fe, te recibe jubilosa
Y te estruja en abrazos de lealtad.
Muchedumbre entusiasta y clamorosa,
Que no duda de ti, ni dudará.

Multitud delirante que te aclama,
Porque eres la Esperanza en su destino;
Hoy repiten tu nombre los que te aman
Mientras cubren de flores tu camino.

Hastiados de injusticia y de impiedad
Burlados sus derechos ciudadanos...
Una estrella en oriente ven brillar,
Y hacia Ella, extienden hoy sus manos.

Porque eres una estrella en lontananza
Que esparce sus destellos redentores,
Para ti es, Dama de la Esperanza
Esa ofrenda de tus admiradores.

Así es como te dan la bienvenida
Esos descamisados que tú admiras;
Porque anhelan gozar de nueva vida,
Bien lejos del error y la mentira
UN JUBILADO SANTAFESINO


El Orden anunció también que saludaría en paso de Eva por su edificio con el sonido de sus sirenas para “condensar toda la alegría, esperanza y emoción con que los santafesinos han de aclamar a la mujer que para fortuna de todos los santafesinos, apareció en el escenario público para prodigar sus dones a manos llenas, como una verdadera bendición”.

La visita de Eva



El mismo 7 de diciembre El Litoral publica los acontecimientos desde la llegada de Eva hasta las 20 horas, cuando el diario debió ingresar a máquinas.

Destaca que desde la noche anterior ya era evidente el ambiente entusiasta, al que contribuía la afluencia de delegaciones de varios puntos de la provincia y el tránsito “de vehículos foráneos que recorrían los barrios distribuyendo con frecuencia pelotas, artículos para vestir, comestibles, etc.”.

Los santafesinos se agruparon en los distintos puntos por donde debía pasar Eva Perón: unos en la Estación del Central Argentino, otros frente a la Catedral, muchos en la plaza de Mayo, otros tantos en las proximidades del Hospital de Niños y también en la cancha de Colón.

El vespertino describió el vestuario de Evita: “La señora de Perón había bajado del tren sencillamente vestida; un largo vestido, de tela fantasía semi calada, fresco como lo requería el día; al asomarse en el tren, ostentaba un pañuelo de vivos colores, que no utilizó después, mostrando su rubia cabellera en un peinado tirante hacia atrás”.

Y subrayó el buen comportamiento de los santafesinos durante todo el día: “la recepción brindada por el pueblo a la dama que nos visita, se caracterizó por el entusiasmo y el orden, pues no hubo en ningún momento que lamentar escenas desagradables que deslucieran el efusivo homenaje y todos los actos del programa divulgado se realizaron en la forma prevista. El pueblo de Santa Fe dio, como se esperaba, un ejemplo de cultura e hidalguía no reñidas con el más fervoroso anhelo de conocer y aplaudir a la huésped de la ciudad”. Los morochitos de Santa Fe demostraron que con orden podían manifestarse ante una primera dama.

El Orden realizó otro tipo de cobertura, publicando completo el discurso “improvisado y brillante” que Eva Perón brindó frente a más de cincuenta mil personas en Plaza de Mayo. Al final de este post se reproduce en su totalidad, pero quiero hacer notar en algunas frases la aguerrida convicción de esta mujer que trajo a los descamisados santafesinos el mensaje de Perón: ella llegaba para recordar que “la Patria ya no está al servicio de la oligarquía que oprimió la nacionalidad” y que “el obrero criollo es sentimental por excelencia, pero no tolera a capitalistas egoístas que no quieren darles lo que justamente se merece, para evitar la disminución de sus colosales dividendos. Gracias a Dios y a la Patria el sillón de Rivadavia lo ocupa un patriota, un descamisado, el general Perón”.

El día de Eva fue agitado: de la Estación del Ferrocarril Central Argentino, donde la esperaban el gobernador Waldino Suárez y demás funcionarios, se dirigió a la Catedral. Allí monseñor Nicolás Fassolino celebró una misa. Luego siguió a Casa de Gobierno, en cuyas escalinatas interiores se encontraban los abanderados de las escuelas santafesinas. Del Salón Blanco se dirigió a uno de los balcones, donde también hablaron el gobernador y los obreros a través de un representante. Inauguró el Hospital de Niños “María Eva Duarte de Perón” y el nuevo edificio del Centro Antituberculoso. Con varias horas de retraso, al anochecer se dirigió al Club Colón, para presenciar un partido del local frente a Unión, del que se jugó un solo tiempo por falta de iluminación para finalizar el encuentro (hay algunos detalles deliciosos de este “match”, pero los va a contar mejor mi amigo Nicolás Lovaisa en un libro de próxima aparición); la cena en honor de Evita se realizó en el Club Unión.

Allí, el presidente de la Comisión de Homenaje, Elio Calamante, finalizó su discurso diciendo que la cena ofrecida por los trabajadores de Santa Fe era una “cena auténticamente gremial, al Ángel Guardián de todos los obreros argentinos. Para terminar, quiero que todos, con la fuerza de nuestros pulmones gritemos: ¡Viva la Patria! ¡Viva Perón! ¡Viva Evita!

Discurso Eva 7 dic 47

1 comentarios:

Katy dijo...

Me encanta!!!es la primera vez que leo este documento tanimportante para mi y para los argentinos que tenemos memoria!Felicito al autor,ya que no habia llegado a mi conocimiento esto tan importante como fue la vida de Nuestra Abanderada de los humildes.

 
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